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El noruego Jakob Ingebrigtsen y la keniana Faith Kipyegon se tomaron el desquite personal de no haber podido ganar en los 1.500 y los 5.000 días atrás y, con dos carreras convincentes, sí que pudieron engrosar su colección de oros este sábado, en la última jornada del atletismo en el estadio de Saint Denis.
La frustración sufrida por el nórdico en el kilómetro y medio la borró de un plumazo en los 5.000 para ganar por primera vez esta prueba en unos Juegos tras haberse proclamado el pasado año campeón mundial en Budapest.
La armada etíope trató de asestar un nuevo golpe al noruego, pero Jakob, muy atento y esta vez muy convincente, todo lo contrario que en los 1.500, evitó la rebelión con una respuesta intachable en el momento clave, plena de fuerza para ganar con un crono de 13:13.66. Nadie pudo seguirle. Era imposible. Segundo fue el keniano Ronald Kwemoi con 13:15.04 y tercero el estadounidense Grant Fisher con 13:15.13.
Kipyegon, que al menos sí que 'rascó' la plata en los 5.000 en su primera prueba, se recompuso en los 1.500, con récord olímpico incluido (3:51.29), a poco más de dos segundos de su propia plusmarca universal (3:49.04).
El ritmo infernal de la final incrementó sus opciones, que aprovechó a la perfección para sumar su tercer título olímpico consecutivo, todo lo contrario que le ocurrió a la británica Laura Muir. Pese a que lo intentó por todos los medios no pudo llegar a posiciones de medallista, que recayeron en la australiana Jessica Hull (3:52.56) y en la británica Georgia Bell (3:52.61) para frustración de las etíopes, de nuevo fuera del podio.
La estadounidense Masai Russell se convirtió en nueva campeona olímpica de los 100 metros vallas al destronar a la puertorriqueña Jasmine Camacho-Quinn, que, lastrada por una salida dubitativa, se tuvo que conformar con la tercera plaza tras la francesa Cyrena Samba-Mayela.
Tras su fiasco en las semifinales de los Mundiales de Budapest 2023, la norteamericana, reinó en una final tremendamente igualada, tanto que fue imposible, hasta instantes después, saber quién había vencido. Russell paró el crono en 12.33 y superó por una centésima a Samba-Mayela, campeona de Europa hace unas semanas en Roma, que no se creía la plata, mientras que Camacho-Quinn cerró el podio con 12.36.
Tan solo por una centésima ganó también los 800 metros el keniano Emmanuel Wanyonyi, subcampeón mundial, con 1:41.19, del canadiense Marco Arop (1:41.20), que fue el vencedor en la capital húngara el pasado año.
El joven atleta keniano, de 20 años, se convirtió con esa marca en el tercero más rápido de la historia de los 800 por detrás de sus compatriotas Wilson Kipketer y David Rudisha. Además, su victoria permitió a Kenia sumar su quinto oro olímpico consecutiva en la distancia, ea último de ellos en Tokio 2020 por parte de Emmanuel Korir.
El tercero en la final, con la medalla de bronce, fue el argelino Djamel Sedjati, con 1:41.50, solo diecisiete centésimas menos que el estadounidense Bryce Hoppel, cuarto con 1:41.67, récord nacional.
Otra vigente campeona mundial, la japonesa Haruka Kitaguchi se apuntó el título de jabalina (65,80), su mejor registro del año, con más de dos metros de ventaja sobre la sudafricana Jo-Ane van Dyk (63,93). La checa Nikola Ogrodnikova (63,68) cerró las medallas y la colombiana Flor Ruiz, plata en Budapest, descendió al sexto puesto con un mejor tiro de 63,00.
El 'kiwi' volador, Hamish Kerr, se convirtió en el primer saltador neozelandés campeón olímpico de altura. Ganó en el desempate al estadounidense Shelby McEwen, con el que había igualado a 2,36.
Mientras que en Tokio 2020 el catarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi compartieron el oro, en Saint Denis hubo desempate entre Kerr y McEwen del que salió triunfador el oceánico.
Barshim se hizo con el bronce con 2,34 pero no pudo revalidar la corona de los Juegos que en Tokio compartió con Tamberi, quien fue rápidamente KO en la final víctima de una dolencia renal que arrastra desde antes de llegar a París.
Los relevos 4x400 pusieron la guinda a la actividad del atletismo en el Estadio de Francia. Estados Unidos cumplió con los pronósticos, ganó ambos, aunque en el masculino su triunfo fue muy sufrido.
Necesitó hacer récord olímpico, con 2:54.43, ante la tremenda presión que le ejerció el cuarteto de Botsuana, que con una décima más estableció un nuevo récord de África. Gran Bretaña mejoró también el tope europeo con 2:55.83 para colgarse el bronce.
Las féminas estadounidenses dominaron de forma rotunda, casi escandalosa. Batieron el récord continental con 3:15.27, a tan solo una décima de la plusmarca que la Unión Soviética tiene desde el 1 de octubre de 1988. Países Bajos y Gran Bretaña, ambos con récords nacionales, fueron segundo y tercero.
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