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Medio Ambiente descarta la plaga de la procesionaria en los montes de Soria

Provoca urticarias y reacciones alérgicas al entrar en contacto con las personas e incluso el fallecimiento de las mascotas

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Medio Ambiente descarta la plaga de la procesionaria en los montes de Soria
O.R.R
O.R.R
Lectura estimada: 2 min.

Los partes de los agentes medio ambientales evidencian que esta primavera los bosques de Soria están libres de plagas de la oruga procesionaria del pino, un insecto que provoca urticarias y reacciones alérgicas al entrar en contacto con las personas e incluso el fallecimiento de las mascotas.

El jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Soria, José Antonio Lucas, confirmó que se han realizado controles para evitar la expansión del insecto, pero advirtió que la procesionaria "siempre se da".

Una de las zonas de Soria y Burgos donde más se expande la oruga es el Parque del Cañón del Río Lobos. Esto es debido a que el pino laricio o negral es "apetitoso" para la oruga. En esta zona, los agentes medio ambientales colocaron trampas de feromonas para capturar machos y disminuir el número de puestas durante los días de mucho hielo para controlar su expansión.

Al respecto, Lucas explicó que en algunos pinos existe una especie de bolsa de seda blanca y se puede ver caminando bajo ellos un largo gusano con pelos urticantes, y añadió que es un insecto defoliador que se alimenta de las cículas de los pinos, de ahí el color marrón amarillento que dejan en sus ramas.

El ciclo completo de la procesionaria de los pinos pasa por cuatro fases: adulta, huevo, oruga y crisálida, por lo que es fácil verla en cualquiera de ellas. Las mariposas (adultas) emergen del suelo en los días más calurosas del verano y buscan el ramillo más adecuado para realizar la puesta, tienen preferencia por los árboles cuya silueta destaca en el horizonte, por ese motivo suelen ser pinos situados en los bordes de la masa.

Coloca los huevos de forma ordenada, entre 48 y 336 por puesta, y de ellos nacen las orugas a los 30 ó 40 días. Estas viven en las cículas de los árboles y se alimentan de ellas, y construyen esos bolsones para resguardarse del frío, que suelen ser más grandes y densos cuanto más fría es la zona donde se encuentran. Con la llegada de la primavera, las orugas descienden de la copa hacia el suelo, una detrás de otras, pegadas, de ahí el nombre de procesionarias. Una vez en la superficie terrestres, proceden a la crisalidación, es decir, se entierran para pupar. De ahí, del suelo, saldrá el próximo verano la mariposa, que volverá a poner huevos.

 

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