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Habla una Magistrada y víctima de violencia de género: "Me puso un cuchillo y me dijo 'te voy a mandar al cementerio' y no me mató porque llegó mi hijo"

Magistrada, mujer, madre y víctima de violencia de género. Marisol Gonzalez Encinas, titular del Juzgado de Violencia de Género de Palencia, denuncia maltrato físico y psicológico por parte de su ex marido durante más de seis años 

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 Habla una Magistrada y víctima de violencia de género: "Me puso un cuchillo y me dijo 'te voy a mandar al cementerio' y no me mató porque llegó mi hijo"
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La letrada relata a Tribuna Valladolid cómo consigue rehacer su vida después de sufrir maltrato psicológico y físico, así como todo su proceso desde que dio el paso de denunciar. La magistrada asegura que no fue un camino fácil, ya que no recibió ayudas suficientes durante el proceso.

 

PREGUNTA: ¿Quién es Marisol González Encinas? 

 

RESPUESTA: Marisol González Encinas es una mujer como cualquier otra, que ha sido víctima de violencia de género y que, como muchas otras mujeres, he tenido que dar el paso a denunciar, pero a diferencia de otras, soy Magistrada, y es algo que me ha dificultado bastante las cosas a la hora  de recibir la protección que cualquier otra mujer habría tenido.

 

P: ¿ Por qué no le importa salir en los medios ante una situación así? 

 

R: Porque me tuve que poner el mundo por montera. Esto para mi es como una terapia, agradezco mucho la visibilidad que le dáis. Estaba tan mermada psicológicamente que el único intervalo de tiempo donde era yo misma era en el trabajo porque no lo tenía a mi lado.

 

P: ¿Qué tipo de violencia sufrió? 

 

R: Llevo desde los 18 años con él y jamás había sufrido violencia, ni psicológica ni física, hasta el momento en el que nos casamos, hace 17 años. Sufrí la violencia psicológica durante todo mi matrimonio hasta el año 2015, y la física realmente ocurrió cuando él vio que quería separarme. Me agredió en presencia de mis hijos, me puso un cuchillo de grandes dimensiones en el estómago y me amenazó con matarme en presencia de mi hijo mayor; no me mató gracias a que él apareció.

 

P: ¿En qué momento fue consciente? 

 

R: Al principio todo es muy confuso, yo llevaba toda la vida con él, era una niña y para mi él lo era todo. Cuando realmente me di cuenta de que era víctima de violencia de género fue cuando estaba ejerciendo en Cervera de Pisuerga. Yo era titular en un Juzgado de violencia de Género y veía a todas las mujeres que venían, principalmente del ámbito rural, y me vi en ellas.

 

P: ¿Cuándo se decidió a denunciar?

 

R: Yo intenté que él se fuera de casa, que nos divorciáramos de mutuo acuerdo y que no hubiera ningún problema. Pero él me amenazaba con que me iba a arruinar personal y profesionalmente. Yo no quería dar una imagen pública de escándalo, intenté irme a Cervera de Pisuerga y dejarle. Pero yo sentía una gran dependencia psicológica, que era el gran obstáculo que tienen las mujeres que sufren violencia de género. Cometí el error de basar mi vida en él y pensaba que a pesar de irme a otro sitio, él podría cambiar. Un día mi hijo de nueve años fue el que me dijo: “Mamá no te das cuenta de que no nos quiere, no te das cuenta de lo que nos está haciendo”.

 

P: ¿Por qué una mujer se convierte en una persona maltratada? 

 

R: Los maltratadores tienen un perfil. Son violentos, dominantes y buscan a mujeres que son sumisas. Cuando yo le conocí no estaba atravesando una buena situación familiar y él me dio todo lo que yo necesitaba. Él era mi protección, lo era todo para mí.

 

P: ¿Considera que tuvo ayudas suficientes por parte de instituciones y asociaciones? 

 

R: No, ninguna. Posiblemente por mi condición de Magistrada. Un Guardia Civil estuvo pendiente de mí, puesto que él se asentó a 100 metros de distancia de mi domicilio incluso teniendo una orden de alejamiento. Conseguí que se estableciera una prohibición de entrada a esa localidad. Me amenazaba a través de familiares y amigos. Una de mis amigas le tuvo que denunciar porque recibía un acoso permanente y se saldó simplemente con una multa de 300 euros por daños morales.

 

P: ¿Ha sentido que no podía más con la situación? 

 

R: Sí. Tuve que cogerme una baja en marzo de este año. Tras ver que habían venido las sentencias del Tribunal ya ratificadas, este hombre contaba con 4 años de prisión y no se ejecutaban. Seguía deambulando como le daba la gana, sin ningún tipo de limitación y fue cuando me superó la situación. Actualmente, me voy a incorporar en breve.


P: ¿Qué mensaje lanzaría a las mujeres que han pasado por lo mismo que usted? 

 

R: Que no aguanten. A pesar de tener una orden de alejamiento siempre tienen que mirar hacia atrás, es importante que no descuiden su seguridad porque ellos están al acecho y te conocen perfectamente. Por último, me gustaría hacer una distinción, ya que yo soy víctima ante todo pero también soy Magistrada. Por ello, he elegido un Juzgado de Violencia de Género porque no quiero que otras mujeres sufran lo que yo he sufrido.  

 

P: ¿Cómo le afecta a usted un caso de violencia desde su profesión? 

 

R: Soy imparcial. Lo primero por mi profesión, ya que he prestado un juramento donde dicta que soy independiente e imparcial; considero que lo he acatado completamente. Yo era una mujer dependiente psicológicamente cien por cien y lo que realmente me ha impedido que él se volviera a acercar a mi,  pese a sus intentos de que volviéramos a reanudar la relación, es mi trabajo. 

 

P: ¿Cómo se rehace la vida ?

 

R: Cuando una mujer es víctima de violencia de género resulta muy difícil contarlo a extraños. Una violencia física se ve porque te ha golpeado, pero una violencia psicológica no se ve , lo tienes que relatar y es entrar en los más íntimo de ti. Cuando hay una situación así la víctima tiene que rehacer su vida lo antes posible, lo que supone que los procedimientos judiciales tienen que agilizarse, poner a disposición de los juzgados más personal, pero sobre todo más psicólogos que valoren de forma inmediata tu situación. Yo sé la ley, he vivido la violencia de género en primera persona muchos años y me ha tocado vivir después todas las consecuencias de esta violencia. Por desgracia, mi camino no ha sido fácil, ya que  tiene prohibido la entrada en mi lugar de trabajo y ha entrado libremente en muchas ocasiones.

 

P: ¿Cómo se vive como madre ante una situación así? 

 

R: Es una situación muy difícil, los hijos son tan víctimas como las madres. Ante una situación así,  solo he conseguido una suspensión del régimen de visitas tras el informe de cinco psicólogos. Todos ellos dijeron que el ambiente donde esos niños iban una vez a la semana con el padre y con el entorno del padre era perjudicial. Los niños relataron episodios graves de amenazas, él paseaba por el colegio y nadie le ponía freno, mis hijos estaban aterrorizados. En este sentido, tengo que agradecer a la Ministra de Igualdad por la última reforma que ha realizado en la que prohíbe una suspensión total de visitas a los padres maltratadores. 

 

P: ¿Sus hijos siguen teniendo miedo? 

 

R: Ellos lo han vivido en primera persona y han sufrido el miedo real que esto significa. El pequeño sigue durmiendo conmigo porque tiene miedo, los quebrantamientos podían ser a las dos de la mañana o a las cinco de la tarde. Nadie hacía nada.

 

P: ¿Cómo se vive con el miedo? 

 

R: Sí. Esto no es un episodio que pase de la noche a la mañana, menos aún cuando llevas seis años tras acordarse la medida de alejamiento, de ser condenado y de llevar el dispositivo hasta que he conseguido que entrase en prisión. Fue la agresión que sufrió mi hermano, quien tiene una discapacidad del 80 %, lo que motivó que entrase a prisión. En el momento en el que ocurren los episodios de violencia, no eres consciente de que tu vida corre peligro. Con el paso del tiempo te das cuenta de la magnitud de lo que has estado expuesta y lo que te puede llegar a hacer. 

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