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Clásico

Reflexiones de café

Por Javier Calles-Hourclé

Universidad Nacional del Sur, ¡viva la ignorancia!


En uno de los estantes que sobresalen por encima de la pantalla con la que trabajo a diario en el desarrollo de procesos farmacéuticos industriales, reposa mi taza de la Universidad Nacional del Sur, la UNS, o la 'Uni' para los que por allí pasamos. Y en la pared del fondo de la habitación, haciendo juego, pende un solitario diploma, albo, delicadamente ornamentado por unos centímetros de cinta con los colores de la bandera argentina, como testigo sobrio y silencioso de mi paso por la institución. Dos objetos íntimos, colocados sin ánimo exhibicionista y con la única función de recordarme aquellos días de aulas, laboratorios, libros, experimentos, amigos, aprendizaje y esfuerzo —sobre todo, esfuerzo—, y que me proporcionan cierto respeto por mí mismo y por la familia que ha estado detrás.

El escudo estampado sobre la taza se compone de varios elementos: la Cruz del Sur, el pórtico de líneas clásicas del edificio de Avenida Alem, un libro y una pluma, sobre orla de roble y laurel; evocando el rumbo, la severa prestancia del templo griego, el receptáculo del saber y la difusión del conocimiento, respectivamente. Por último, en una de las páginas del libro puede leerse el lema en latín 'ARDVA VERITATEM (El esfuerzo produce la verdad)'. Esfuerzo. Otra vez la palabrita. Todo muy solemne; pero ahora viene cuando la matan.

Me lo comenta un amigo de aquellos días, pero no le creo —o no le quiero creer—, y necesito confirmarlo con otro mejor informado y verlo por mí mismo. El comunicado de la agrupación Nueva Universidad UNS lo celebra por todo lo alto; con emojis de fiesta, sonrisa y bíceps flexionado incluidos, y con una notable destreza para cercenar tildes y comas, y para reemplazar vocales por equis que, a costa de legibilidad, le confieren esa aura tan inclusiva que hace de este mundo un lugar mejor. El texto reza: "APROBADO. En el dia se hoy aprobamos en el Consejo Departamental de BByF una excepción general para cursar y aprobar las materias del 1°año [...] sin contar con el curso ATI de Matematica aprobado. Estamos muy felices de compartir esta noticia con lxs compañerxs de BByF que comienzan a dar sus pasos en la UNS porque despues de escucharles y gestionar para lograrlo podemos traerles noticias concretas y reales que les den certeza y solucion a un tema que les angustio mucho. Gracias a nuestrxs representantes en el Consejo Departamental por estar y defender a quienes recien ingresan a la UNS y a las autoridades de BByF por comprometerse en dar solución..." (sic).

El ATI (Acompañamiento a las Trayectorias Iniciales) se inicia en febrero, con una primera fase de cinco semanas, para facilitar la adaptación de los ingresantes. Así, la aprobación del mencionado ATI de Matemática en la fase uno, habilita a la inscripción de las asignaturas correlativas del primer cuatrimestre de las carreras del departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la UNS. Aquellos alumnos que no alcancen los objetivos de esta fase podrán inscribirse a la fase dos, extendida en los meses de abril a junio, para ponerse a tono.

¿Qué ocurrió? Que del 100% de los alumnos inscriptos, menos del 10% superó el primer examen. Del 90% restante cerca de la mitad se presentó al examen recuperatorio, y de éstos, sólo la mitad logró pasarlo; pero los que no lo hicieron, fueron amnistiados. Nada de fase dos ni de ARDVA VERITATEM. Siga, siga. Y que el docente que venga detrás, que arree.

Analicemos las variables:

  1. Los alumnos. No quiero meterme especialmente con las criaturas que, según el comunicado, estaban tan angustiadas. Sería lo fácil. Un estudiante es un superviviente; y en la carrera universitaria hay quienes deciden tomar atajos. Aunque —al César lo que es del César— en mis tiempos conocíamos las consecuencias de ello y teníamos la dignidad de no llamarlo “derechos”.
  2. Política universitaria. Mi experiencia con la fauna que habita los centros de estudiantes universitarios, a menudo representada por estudiantes crónicos, pichones de político o carne de unidad básica, con más habilidad para la demagogia que para los estudios, no me ha dejado un gran recuerdo de ellos. No digo que sea una regla general ni que este sea el caso, pero ahí están, en mi memoria, los datos de ese muestreo experimental. En cuanto a los docentes que hacen política, tres cuartos de lo mismo.
  3. Situación general. La educación universitaria gratuita es uno de los baluartes que, a duras penas, todavía resguarda la igualdad de oportunidades en la Argentina. Da un poco de pereza explicar que esa gratuidad no es tal, sino que se sustenta con el esfuerzo tributario de los argentinos; y que, demasiados años de una clase política ineficaz, incompetente o decididamente corrupta, ha dañado los recursos de las casas de altos estudios. Así las cosas, el número de docentes para la fase uno en cuestión fue escaso. La ridícula remuneración ofrecida puede que tenga algo que ver. Y un detalle adicional. El nivel educativo de muchos secundarios lleva años en declive, oscilando entre penoso y algún adjetivo peor, que me voy a ahorrar; producto de la política de comprensión y delicadeza, cuando no desidia, que no parece haber mejorado nada.
  4. Las autoridades. Nos vamos aproximando a las responsabilidades y empiezan a escasear las excusas. Los recursos de la universidad son insuficientes y la pérdida de matrícula agudiza el problema; cosa que, espero, no nuble el juicio de nadie. Los alumnos son víctimas de esta escasez, como también lo son los docentes de trinchera; pero una excepción general sobre conocimientos básicos, que permita avanzar en la carrera, no es una solución. Es un doble perjuicio para los estudiantes. Decir “no” es tarea de adultos. Las autoridades del departamento de BByF tienen la ingrata y necesaria tarea de decir “no”. De no dejar pasar a un estudiante que no cumple con los requisitos necesarios de conocimiento; aun cuando ese estudiante sea víctima de la escasez de recursos. Así es la vida. A veces es un poco cabrona, o cabrona del todo, y no queda otra que apechugar.

Me consta la existencia de docentes comprometidos, que honran su profesión a diario en las aulas de la UNS; razón por la cual no he experimentado la menor satisfacción al escribir este artículo. Sin embargo, sí pretendo incomodar a algunas conciencias, irritar alguna zona íntima que reconozca el peligro de abrir estas ventanas, que llevan a abrir otras, luego una puerta y, finalmente, a tirar la medianera que separa al profesional formado del que no lo está. Porque, ya puestos, ¿por qué no repetirlo el próximo año, o el siguiente?, o ¿por qué no hacerlo en la fase dos?, y ¿qué pasa con en el ATI de química?, e così via.