La vallisoletana Andrea Longarela es la autora de la fantástica trilogía de romantasy Historias de Cathalian, que comprende los libros Hija de la Tierra, Hijos de la Magia, e Hijas del Nuevo Mundo, un universo en el que los seres mágicos y los humanos están en guerra,
En este mundo las niñas, desde que nacen, se crían en grandes escuelas ocultas, lejos del mundo, de sus familias, de la magia, y, sobre todo, de los hombres. Allí aprenden todo lo que se necesita para ser una buena esposa.
Su marido lo designará la magia, a través de un sueño, en el que ambos se verán por primera vez. Desde el momento en que tenga lugar la ceremonia que une a las parejas, la joven novia abandonará el confort y la seguridad del único hogar que ha conocido, para enfrentarse a un matrimonio y a un mundo del que apenas sabe nada.
Ziara es una de esas jóvenes, aunque, tratándose de la protagonista, como es natural, es diferente a las demás. Aparte de su pelo rojo y de su carácter inquieto y atrevido, Ziara fue criada por sus padres, que consiguieron mantenerla oculta varios años, no muchos, pero lo suficiente para que ella les recuerde.
La magia va a emparejar a la aventurera Ziara con Redka, un soldado muy atractivo y callado, que va a tratarla de forma muy distinta a aquello para lo que la educaron. Desde el momento en que Ziara, Redka y su ejército abandonan la casa verde, los acontecimientos y las aventuras van a sucederse, y no siempre espontáneamente.
Hacía mucho, mucho tiempo que no me enganchaba a un libro, bueno, a tres libros, de esta manera, y he tenido la suerte de poder charlar con la autora de esta trilogía, y darle la enhorabuena.
Aparte de las preciosas portadas la trilogía de Cathalian, es un universo completamente nuevo y diferente, ¿cómo nació?
Andrea Longarela: Sí, las portadas destacan muchísimo, sobre todo después de la tendencia de los últimos años en la fantasía, donde todo es muy oscuro y similar. Quisimos romper un poco con eso.
¿El origen de la historia? Yo soy autora de romántica contemporánea. Este mundo nació en un momento de mi vida en el que necesitaba crear algo sólo para mí, para divertirme. Cuando conviertes tu hobby en tu trabajo, muchas cosas cambian. Ya sabéis cómo es el mundo editorial. A veces sigue una línea muy marcada y, cuando te va más o menos bien, es difícil salirte de ella.
Es cierto que la inspiración surgió de todo lo que he leído a lo largo de mi vida: películas, libros de fantasía. Me apetecía crear un mundo desde cero, que era un reto enorme. Y no solo quería construir un mundo bucólico e inspirador, con paisajes épicos, sino también mandar un mensaje. Historias de Cathalian está muy centrado en el rol de la mujer. Las mujeres tienen un papel muy importante en esta trilogía, y los diferentes tipos de roles que se ven se pueden extrapolar a nuestra sociedad, invitando al lector a reflexionar.
Cuando empezaste a escribir esta historia, ¿tenías claro el final? ¿Fue difícil mantener la línea narrativa y desarrollar los personajes?
Andrea Longarela: Sabía el principio y el final, pero el camino entre ambos puntos es muy largo. Desde el principio tenía claras las tramas principales y algunas subtramas, ya que hay muchas historias entrelazadas. Es como un rompecabezas en el que tienes que encajar las piezas a lo largo de tres libros, sin perder el ritmo, la carga de acción, las sorpresas, los giros, aventuras y romances. Fue un reto medirlo todo. Durante el proceso, me encontré con momentos en los que pensé: "¿Y si hago esto?", lo que me llevó a improvisar algunas cosas.
Eso sí, al publicar el primer libro, todavía no había terminado el tercero y llegó un punto en el que le dije a la editorial: "Esto ya tiene que ser inmodificable". Tenía que estar completamente segura de todo antes de seguir adelante, porque no había vuelta atrás.
¿Qué prefieres escribir romantasy o novela romántica contemporánea?
Andrea Longarela: A mí me gusta todo lo que me haga sentir y emocionarme. No me gustan mucho las normas estrictas que se imponen en la novela romántica. Me encanta escribir historias de amor, y en ellas caben muchas cosas, no solo romances de pareja, sino también historias de amor fraternal, familiar o de vínculos profundos.
La fantasía, por otro lado, te permite cosas que la contemporánea no. Yo me lo he pasado en grande escribiéndola porque en fantasía todo es posible, siempre y cuando sea coherente. Puedes crear especies, mundos, tramas imposibles. Es un soplo de aire fresco y me permitió reencontrarme con la Andrea del principio, con esa frescura de cuando empiezas a escribir sin preocuparte por el mercado o las críticas.