"Dos cosas que yo no decidí decidieron mi vida: el país donde nací y el sexo con el que vine al mundo". Con esta contundente declaración nos recibe Gioconda Belli en su novela 'El país bajo mi piel'. Hoy, 3 de marzo, es el día internacional de los escritores y en unos días, el día internacional de las mujeres. Si juntamos estas dos nociones a la de una vida migrante, sin querer, casi sin pensarlo, el nombre de Gioconda nos asalta la cabeza. 

¿Cuántas veces no sentimos el peso de estos dos hechos? Involuntarios y absolutamente determinantes en cosas como: la denegación inexplicable de un visado; ser tratada como criminal por no tener residencia o autorización de trabajo; perder la crianza de tus hijos o la vejez de tu madre por buscar un mejor futuro para ti y para ellos. Sin olvidar los verdaderos horrores de violaciones, persecuciones, maltratos y toda clase de explotaciones.

Como mujer migrante, siento que a las presiones habituales que a las de mi sexo se imponen, la cualidad de migrante añade otras cuantas: maternidad sin redes; ser pagada de menos; llorar bajito; cambiar los colores chillones y el gorro indígena por otro más liso; latir en cachitos de corazón repartidos entre todas las tierras de tus seres queridos; sentir que no perteneces, que no tienes casa.

La sensación de no tener casa. De no tener nada. Gioconda la describe muy bien en su premonitorio poema 'Despatriada'. Lo escribió en el 2021 cuando se exilió a España, tras fundadísimos temores a que sus palabras terminaran ahogadas en la cárcel de los Ortega-Murillo. Premonitorio, porque dos años más tarde, el dictador y su esposa, la vice dictadora, confiscaron su casa y su nacionalidad nicaragüense.

Despatriada de Nicaragua, España le ha dado cobijo y ciudadanía por carta de Naturaleza. Modo de adquisición de la nacionalidad española que se otorga cuando concurren en la persona indicada circunstancias excepcionales que lo justifican.

Pero este no es el primer exilio de Gioconda. El primero fue cuando solo tenía 25 años, un libro y dos niñas paridas. En aquellos años setenta y pico aprendió a ser guerrillera en Cuba. Entonces, la tierra donde nací vivía otra realidad: la de una revolución vibrante, un pueblo orgulloso, feliz, esperanzado. Antorcha en las luchas por la independencia de Latinoamérica y otros pueblos del mundo. Gioconda volvió a su tierra y en 1980, ella y sus compañeros derrocaron a la dinastía somocista. Luego tuvo la integridad de apartarse y luchar contra el poder que corrompía los sueños proyectados para su patria.

En este segundo exilio, Gioconda tiene setenta y pocos años cumplidos, cuatro hijos, muchos libros y premios alumbrados. Mi Cuba también ha cambiado. La dinastía egoísta esconde muy mal sus garras tras una máscara títere. Por debajo del títere, sobresalen los tarros del Bakú insaciable que engulle sueños y libertades, que deja caras tristes, desesperanza, desidia generalizada y niños sin leche. Hoy escribo en voz alta, aunque en mi casa me enseñaron a hablar bajito de estos temas, a gritar en silencio, a emigrar y salvarse.

Una amiga querida mientras la ayudaba a preparar la entrevista de un visado que sí le concedieron, me contó que cuando le denegaron el visado la primera vez, no le dio importancia, pero que años después cuando se lo denegaron nuevamente, a pesar de estar establecida en Inglaterra le dolió más, le hizo sentir el peso de haber nacido cubana.

Aun así, me siento orgullosa de ser cubana, madre y migrante; y por "las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días", como Gioconda, yo también bendigo mi sexo.

 

Referencias:

Belli G. El país bajo mi piel: memorias de amor y de guerra. Txalaparta; 2005.

Belli, G. (2023). Toda la poesía (1974-2020).

Gioconda Belli - Y dios me hizo mujer - dispoética (dispoetica.com)

Despatriada: una memoria personal del exilio | Babelia | EL PAÍS (elpais.com)       

 

Real Decreto 78/2024, de 16 de enero, por el que se concede la nacionalidad española por carta de naturaleza a doña Gioconda María Belli Pereira. https://www.boe.es/boe/dias/2024/01/17/pdfs/BOE-A-2024-869.pdf