Tenía que ocurrir antes o después, la ciega rivalidad provincial llevada a los extremos ha derivado en tragedia. Un joven nacido en Bilbao y afincado en Burgos, José Luis Novoa, de 23 años, -muy cercano al grupo de ultra izquierda de animación de fútbol 'Resaca Castellana', según algunos testimonios- ha sido detenido como presunto autor de la muerte de otro joven vallisoletano, que estaba en la ciudad celebrando una despedida de soltero. No se conocían. Dicen que ni siquiera habían discutido.

La autopsia ha revelado que la causa de la muerte fue un puñetazo, probablemente con un puño de hierro. Ocurrió a la salida de un garito de copas en Burgos. Eran casi las cinco de la madrugada. El fallecido tenía 32 años y perdió la vida de manera absurda. Se llamaba Sergio Delgado Franco, diseñador gráfico y graduado en Publicidad y Relaciones Públicas. Sergio residía en Madrid por motivos laborales, aunque era de Valladolid. Al parecer, precisamente murió por eso, por ser de Valladolid. Su destrozada familia reclamará condena para el agresor con el agravante de delito de odio.

Cuentan que al salir de Madame Kalalu, una bodega cubana ubicada en la zona de La Flora de Burgos, el agresor le preguntó por detrás a la víctima si era de Valladolid, al girarse y decir que sí, recibió el golpe mortal, por sorpresa, sin que previamente se hubiera producido altercado alguno, sin saber que era el final de su existencia. Casi nadie quiso ver nada. Los primeros testigos declararon a la policía que se había desplomado solo. Pero algo no cuadraba. Tuvo que ser el informe forense el que aportara luz a lo ocurrido.

Parece que la rivalidad provincial está detrás de los sucedido. El localismo exacerbado, el provincianismo extremo tiene estas cosas. Es la exaltación de la diferencia porque sí. Es la boina cafre en su estado más puro. En Castilla y León sabemos algo de todo esto. No existe identidad, conciencia de comunidad, de pertenencia. Al contrario, aquí cada cual es muy de su pueblo. Idolatramos lo de otros territorios autonómicos como si fueran la panacea, no valoramos lo que somos y cada provincia va por su cuenta. Y se mira con recelo hacia Valladolid... como la responsable de los males autonómicos.

De todos es sabido que, sobre todo, en el fútbol se refugian los ultras más radicales. Algunos grupos de animación reúnen a lo más granado de cada casa, de cada ciudad. Ahí se inflaman de ego local, de escudos, de regionalismo, que no es otra cosa que el hermano menor del nacionalismo. También se cargan de ideología política. En concreto, en Resaca Castellana, grupo de animación del Burgos Club de Fútbol, se autoproclaman desde 1997 como "castellanos y antifascistas". Destacan que NO son "apolíticos". Está claro, aunque se han apresurado en desmentir vinculación alguna de la organización con lo ocurrido.

La Policía ha actuado con gran diligencia en este caso. El detenido, que ya ha pasado a disposición judicial, dice no recordar casi nada de esa noche porque estaba muy borracho. Niega pertenecer a ningún grupo de aficionados al equipo de fútbol de la ciudad y niega saber que el fallecido fuera de Valladolid o el por qué de la agresión. Reconoce que fue el autor del puñetazo y afirma que huyó del lugar porque se asustó. ¿No sabe por qué le agredió?

En las madrugadas se cocinan algunas de las fechorías más trágicas y estúpidas. El alcohol y las drogas ayudan lo suyo. El resultado final siempre es el mismo, alguna familia destrozada. En este caso, dos. Una ha enterrado ya a su ser querido y llorará la pérdida eternamente; la otra, también angustiada por lo sucedido, tiembla por el seguro destino que le espera al presunto protagonista del fatal puñetazo.

Tras lo sucedido, los alcaldes de Burgos y Valladolid, Cristina Ayala, y Jesús Julio Carnero, respectivamente, han salido a la palestra a lamentar los hechos, a trasladar el pésame a la familia del fallecido, a recordar que se trata de "ciudades hermanas". Los líderes de todas las fuerzas políticas se han posicionado contra la violencia, contra el sinsentido de esta muerte.

La violencia gratuita pulula entre nosotros. Son los tiempos que corren, en los que para los más extremistas una vida vale menos que un escudo o una bandera y los de la provincia de al lado son una especie de enemigo a batir con violencia.
A todo esto, Sergio Delgado era más de baloncesto que de fútbol. DEP.