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Lealtad


"Sé por experiencia que la gente que se gana la confianza, la lealtad, el entusiasmo y las energías de los demás con rapidez es la que otorga el mérito a las personas que realmente han hecho el trabajo. Un líder no necesita méritos... De todas formas ya se le reconoce el que se merece". Robert Towsend

 

Escojas lo que escojas hacer, procura que la gente con la que estás sienta que forma parte de lo que haces, y que si tú ganas ellos ganan también. Así se hace un equipo. Es entender que dentro de ti están las claves para que aquellos que están presentes en tus planes se conviertan en personas dignas de confiar cuando ya no lo estén, así se hacen compañeros y amigos.

Hay tanto que hacer cada día en la vida de cualquiera de nosotros que resulta imposible hacerlo todo solo: planes, llamadas, un partido de basket, lo que sea. Aunque uno no quiera va a tener que contar con la ayuda de otras personas y también lo contrario, los demás contarán con nosotros para lo mismo. Sin que importe lo que ellos hagan, de nosotros solo se tiene que esperar lo mejor, se llama lealtad, y es el 'Hakuna' de los que consiguen que los planes salgan adelante.

Evidentemente, para bien o para mal, no todos los planes saldrán como queríamos, pero nosotros  habremos transmitido que la pérdida del objetivo está permitida, sin embargo la actitud de lograrla y de recuperar la confianza de todo equipo para atacarla de nuevo debe permanecer intacta.

Cuando estás tú solo

El desafío al que todos nos enfrentamos cuando hacemos algo solos: dar el máximo sin que haya nadie que nos motive ni nos ayude. Es la lealtad a uno mismo.

Casi todos los errores que se cometen en referencia a los demás es por no haber hecho bien las cosas con uno mismo, cuando nadie mira. Ahí se demuestra si somos algo de verdad o tan solo fingíamos.

Nuestra primera responsabilidad para desarrollar buenos hábitos que nos sirvan es detener las pérdidas ocasionadas por los malos hábitos que amenazan con perpetuarse y tomar el control de nuestra vida durante años. ¿Cuáles son esos malos hábitos? Saber que no estamos siendo fieles a nosotros mismos y no detenerlo, buscar siempre la felicidad ajena por encima de la nuestra y no detenerlo, decirnos sí cuando deberíamos decirnos no y viceversa. En definitiva, nadie puede esconderse de su propia traición y esta te perseguirá a donde vayas si la sigues alimentando.

En una de las charlas que ofrece el presidente de Policía para el siglo XXI Samuel Vazquez, advertía de que para acabar con la corrupción política y la delincuencia que asola las calles de las grandes urbes españolas hacía falta que las decisiones fuesen tomadas por personas con poder, capaces de jugarse el puesto con tal de acabar con esta lacra, aun yendo en contra de todo y de todos porque buena parte del sistema social está 'embriagado' por las mentiras de las personas que las lideran. Creo que es cierto y es plenamente aplicable al caso del que hablamos, para acabar con nuestra propia corrupción tenemos que enfrentarnos a nuestros propios juicios y llevarnos la contraria cuando se trate de mantener comportamientos que serían vergonzosos si los viésemos en otros.

Tenemos que sernos sinceros, construir en privado lo que vamos a mostrar en público, honrarnos de tal forma que no nos convirtamos en unos mentirosos. Como dice Samuel : "Se tardan años en perfeccionar una mentira, pero unos segundos bastan para reconocer la verdad". Sé verdadero y reconócete en lo que haces, solo o acompañado, y sobre todo deja de engañarte porque cuando lo haces también estás engañando a los demás.

Cuando estás en compañía

Haz algo que solía estar bien, como defender a las personas importantes para ti cuando no estén presentes, y transfórmalo en una prioridad. Haz que tu gente sea una prioridad aunque eso te cueste algunos enemigos.

Hoy día los cambios sociales no están surtiendo el efecto deseado por todos. No fomentan el emprendimiento, el riesgo, el amor al fracaso por intentar algo que amas, y mucho menos, la empatía y el entendimiento. Las personas a las que amamos no solo quieren sentirse acompañadas, también necesitan saber que hay alguien que está con ellas, que las escucha y las defiende y que no piensa darlas de lado por conveniencia o debilidad.

La lealtad es algo que se demuestra andando, no mirando. Empieza con algo tan sencillo como tener en cuenta que si algo es importante para una persona que te importa, también debe serlo para ti. No necesitas hacer nada más que tener ese gesto que puede ser una mirada con la que dices: "estoy aquí, no me voy a ninguna parte si tú no te vas".

Nada mueve más el mundo que un respeto sincero y un carácter fuerte basado en principios y no en intereses. Mientras la vida siga su propio curso tú deberías seguir el tuyo y no dejarte llevar por los cantos de sirenas que rodean las corrientes de pensamiento modernas, sobre todo si los resultados que observas están en contra de las promesas que ofrecen. Nada es más fácil que pasar desapercibido o unirse a las críticas, pero así no conseguirás que te respeten a ti tampoco. El respeto, la amistad, las relaciones y todas las instituciones se levantan y se mantienen empezando por la lealtad. Dicho de otro modo, si no eres alguien de quien los demás se puedan fiar cuando no están presentes, puedes perder todas las partidas que juegues.

La lealtad como tantas otras cosas relacionadas con el carácter tendría que ser fácil, pero no es así. Mantener la honorabilidad de alguien frente al ataque de otras personas tendría que ser fácil, pero tampoco es así. La gente no quiere críticas y por esto siguen al rebaño, pero los lobos a los que no se atreven a contrariar pronto se los comerán a ellos también. Nadie dijo que la lealtad fuera fácil, pero todos queremos que forme parte de nuestra vidas porque sin lealtad hacia uno mismo y hacia los demás cualquier ambiente, persona o relación se vuelve sospechosa. Si quieres que las cosas funcionen tienes que ser leal, no sospechoso.