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Emociones: en la línea de lo posible


Queremos controlar nuestras emociones, no permitir que nos controlen. Y eso es en lo que nos tenemos que esforzar.

 

Al reflexionar sobre los logros y golpes de la vida las personas emocionalmente fuertes se ven primeramente a sí mismas y determinan lo que tienen que cambiar. Ellas saben que lo que hay en su interior es mucho más fuerte que cualquier otra cosa, y que si se conquistan a sí mismas no habrá nada que pueda vencerlas. ¿Suena fácil?

    Quienes hemos tratado de controlar una emoción desbordada sabemos lo complicado que resulta realinearse con la vida para volver a sentirnos bien, o al menos a salvo. Nada puede estar bien cuando nosotros no lo estamos, e incluso los mejores pilotos de velocidad tienen fuertes accidentes que les llevan a meses y años de recuperación. Pero lo que les hace rápidos no es evitar el desastre, es recuperarse una vez están sumidos en él, recuperados emocionalmente.

 

    Vamos a tratar de aproximarnos algo más:

 

- ¿Qué me desgasta? Pasar la vida tratando de ser lo que no somos desgasta, y mucho. Durante años mantuve creencias y comportamientos en la línea de lo que otros esperaban de mí, para agradarles o para evitar problemas. En los últimos años, he tratado de hacer justo lo contrario. Me he enfocado en mis fortalezas y en desarrollarlas. He aprendido a escuchar todo lo que tengo que decirme y sin juzgarme por ello he tratado de corregir lo que no me servía o no me hacía feliz. ¿Qué es lo que no te deja avanzar? ¿Cómo te hablas cuando las cosas salen bien? ¿Y cuando salen mal? La fuerza de las emociones negativas puede ser como nadar contra corriente cuando tratamos de resistirnos a ellas en lugar de comprenderlas, analizar de dónde proceden y hacer de ellas algo tan natural como respirar.

    Si no eres quien dirige tus emociones entonces no lo haces tampoco con tu personalidad. Y las personas siempre somos lo mejor que llevamos dentro por mal que lo hagamos o por mal que nos sintamos. Nuestras emociones no nos definen.

 

- ¿Qué me da energía? Quizás la pregunta más importante que te puedas hacer para tratar de controlarte a ti mismo. La verdadera realidad puede ser la que atente contra las oportunidades si ella toma el control, o tomar nosotros las riendas para ganar o perder algo, y en eso sí que tenemos el control. Creo que la energía viene dada de aquello a lo que nosotros permitimos expresarse, porque tiene valor por sí mismo y porque queremos que nos aporte ese valor.

    En mi caso, hago cosas que me levantan cuando me siento bajo de ánimo o cuando quiero un recurso más alto del que estoy experimentando. Leo algunas citas motivadoras, paso tiempo con quienes me pueden aportar el estado de ánimo que busco, no caigo en la autocompasión e inicio algunas tareas en las que me vea rindiendo bien. Con el paso de los años he descubierto que la energía no se espera, se crea. Es un trabajo constante, es un jardín que debe ser cuidado cada día hasta el final. He descubierto que si no hago esto las emociones me controlarán a mí, y al ser controlados ninguno de nosotros puede saber qué es posible hacer cada día.

 

Puede parecer una obviedad, pero las personas que no saben controlar lo que sienten y utilizarlo a su favor permanecen arrastradas al exagerar negativamente todas las situaciones. O contínuamente trabajamos para dominar nuestras emociones, o seremos contínuamente dominados por ellas.

    El autor y conferencista Og Mandino dijo:

- Si me siento triste reiré.

- Si siento temor me lanzaré hacia adelante.

- Si me siento incompetente recordaré éxitos pasados.

- Si me siento insignificante recordaré mis metas.

Hoy seré el dueño de mis emociones.