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Clásico

Más allá de lo que tengo, más allá de lo que soy


Las condiciones apenas son favorables, en verdad nada de eso importa, porque el corazón no solo late con lo bueno que le llega también con lo que es capaz de fabricar. ¿Sabes quiénes son las personas más afortunadas? Si te has visto la cara en el espejo después de tocarle el corazón a alguien ya has visto a una de ellas.

 

El privilegio de llevar una vida con sentido no lo trae una gran fortuna porque el dinero puede ser algo pasajero, no hay razón para sentirse sin valía cuando uno no tiene nada, tampoco lo traen las relaciones aunque resulte bonito pensar que los amigos o la pareja estarán ahí para siempre, ese privilegio lo trae la persona que ha decidido que no se va a quedar esperando a recibir los beneficios de su trabajo sino que va, con toda su convicción, a hacer su mundo y el de los demás mucho más grande.

    Pero las personas vivimos a menudo atormentadas por no saber hacia dónde se dirigen nuestros días, y la ansiedad y la depresión están tan presentes que en ocasiones notamos su aliento muy de cerca y claro, ¿cómo vamos a hacer algo por los demás si no podemos hacerlo ni por nosotros mismos? Es duro mirar al horizonte y no reconocerlo e incluso mirarse a uno mismo y verse fuera de control, y ni por esas debemos dejar de creer que cada día es una primera vez, que la batalla sigue hasta que tú quieras que siga. Mientras tú tengas hambre de vida podrás alimentarte.

    Seguro que te suenan los nombres de Patch Adams y Samuel L. Jackson. Ni para Samuel ni para Hunter Doherty Adams (su verdadero nombre) la idea de triunfar en sus respectivos trabajos parecía posible sin un elemento en común, ofrecer algo a los demás, algo más grande que ellos mismos. Para Patch un hospital afectivo donde la risa formara parte del alivio de los enfermos no era una idea solamente interesante y posible, también enfrentó críticas y el veto de compañeros que creyeron que su fórmula fracasaría, pero en palabras del propio Adams: "Jamás la seriedad ha curado una sola enfermedad". Adams no apareció de la nada, sufrió la ira del racismo (como Samuel) al defender el trabajo por encima del color y vio el sentido de su vida al dar a los demás la figura de apoyo que necesitaban. Él supo de inmediato quién era, qué tenía y qué podía dar, y lo hizo.

    Si nos preguntasen qué estamos haciendo para darle una mejor vida a los demás seguramene pensásemos en qué están haciendo los demás por nosotros. Estoy convencido de que tu vida es mucho más rica de lo que piensas, que nunca has perdido valor como persona por haber tenido malos momentos y que si te paras a pensarlo estás reteniendo sin querer todo el potencial que llevas dentro de ti. ¿Qué te parecería si la persona que tienes justo al lado pudiese hacerte sentir plenamente, feliz y empujarte hacia un nivel de satisfacción nuevo en tu vida pero que nunca lo intentase por no creerse capaz de lograrlo?

    La idea de dar, de crear algo en la vida de los demás sigue siendo tan novedosa que en verdad nunca pasa de moda y pocos se atreven a dar el paso. Por desgracia existe una concepción muy extendida que se conoce como "falsa humildad". El miedo a parecer aspirantes a predicadores de la iglesia ortodoxa o a sentir orgullo por las hazañas superadas mantiene a muchos con la boca cerrada. Olvidarte de quién eres para encajar en moldes ajenos ni te ayuda a ti ni ayuda nadie.

    Sé que tienes debilidades, y que hay cosas de ti que no te gustan, al margen de eso trata de fijarte en todo aquello que sí funciona y muéstrate como una persona cuyas fortalezas pesan tanto que ni una sola de tus debilidades pueda hacerlas sombra. Bob Marley dijo en una ocasión que "hay que iluminar la oscuridad", ¿qué tal si te atreves a empezar?

 

¿Reconoces la imagen del post? No, ese hombre no es Patch Adams. Si la respuesta ha sido esa  te animo a que veas la película "Coach Carter" y si ya la has visto entonces entenderás rápido el por qué es una de las películas favoritas de quienes nos gusta el coaching y la psicología. Quizás también se convierta en una de las tuyas cuando la veas.