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Clásico

Creando la excelencia


Existen tantas técnicas que llevan hacia la felicidad como días tiene una década. En realidad, la sociedad en la que vivimos al estar orientada al consumo también ha inventado la suya propia, una en la que no importan los valore éticos ni la sensasción de plenitud. En ella, si no consumes es que tampoco formas parte. Y me entristece reconocer que muchas vidas se hallan girando entorno a este sentimiento de pertenencia a un mundo tan exótico como material.

    Los líderes son personas, solo eso, y cada una de sus vidas son transformadas de forma intencional sin importar el ambiente en el que vivan o las personas de las que se rodean. Esa es la característica principal de los líderes, se hallen donde se hallen, eligen siempre cómo vivir y moverse por la vida.

   Esta idea de la intencionalidad no es fácil. Si hemos pasado demasiado tiempo a la deriva emocional de las intenciones de otros, puede que coger el propio volante de nuestro destino se haga lento y difícil. Es lo que conlleva moverse a favor de la marea, que la facilidad de inmersión en su forma de pensar, de actuar, es notable sea cual sea nuestra edad o formación. Pero ir con la corriente no es lo que queremos, ¿verdad? Queremos vivir a nuestra propia manera, crear nuestros propios pensamientos y actuar de acuerdo con ellos y sentirnos felices al fallar, porque sin que importe el resultado hemos sido congruentes con cada valor que hemos elegido para definirnos.

    El futuro siempre nos da lo que necesitamos para ser felices: una oportunidad. Que la sepamos aprovechar no es ya asunto del futuro, sino del presente. Todos conocemos a personas que hablan sin cesar de lo que harán más adelante, de cómo el mañana será mejor y esperan como vegetales a que el mañana lo haga todo por ellas. Nadie hará nada por ti, ni por mí, si queremos hacer algo grande y hacerlo hoy vamos a tener que ser intencionales. Vamos a tener que liderar.

    ¿Qué herramientas tenemos a mano para hacer de nosotros algo grande? Una visión, y la podemos construir ahora. Una visión que nos haga dueños de lo que ocurre y no víctimas, que nos levante por la mañana realmente excitados, que nos haga creer "esto es para lo que he nacido".

    Ser intencional en todos los aspectos nos hace replantearnos hasta qué punto estamos dispuestos a seguir manteniendo comportamientos y actitudes que se hallan muy por debajo del verdadero potencial que tenemos. Tanto tú como yo, en cuanto lo deseemos podremos interrumpir todas y cada una de las pautas que han estado bloqueando nuestros recursos un día tras otro y comenzar a descubrir nuestro potencial personal, ¿cómo? Teniendo una visión de hacia dónde queremos ir, quiénes queremos ser y ser intencionales con esto hasta el final.

    Desgraciadamente la gente no es intencional consigo misma y por extensión no entienden la magnitud a la que sus vidas podrían estar expuestas si lo hicieran. El miedo a cambiar de trabajo, de ciudad o de pareja, cambiar hábitos como dejar de beber o consumir drogas, perder peso y tener salud, todos los días no vemos expuestos a esta clase de negociaciones que casi nunca llegamos a concretar. La excelencia se consigue con estos dos factores, visión e intencionalidad.

    Si no sabemos quiénes somos esto tiene fácil solución, podemos ahora mismo enfocar nuestra atención en quiénes vamos a ser en el futuro, cómo nos vamos a comportar ante las mismas situaciones que hoy nos provocan sufrimiento y empezar a hacerlo en este mismo instante. Cada vez que cometamos un error tenemos la posibilidad de comezar de nuevo o echarlo todo a perder y pasar otra temporada sumergidos en el derrotismo que acompaña a los perdedores.

 

La excelencia nunca acompaña a los perdedores, porque a quienes buscan mejorarse a sí mismos solo les espera ganar.

 

¿Quieres empezar a ser mejor? Hazlo ahora con las pequeñas cosas que puedas cambiar, y vete pasando a cosas más grandes. Hazlo como si construyeses una casa, donde los cimientos son lo que piensas de ti y de tu entorno y el resto del edificio la actitud y los comportamientos que lo acompañan. En cuanto empezamos a cambiar nosotros ocurre algo increíble, todo lo demás comienza a cambiar en la misma dirección.