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Clásico

De mal gusto

Por Miguel Ángel Fernández.

Tapetes fashionistas


¿A qué edad de deja de sentir pasión por las cosas que realmente nos gustan? Yo creo que a ninguna. Nuestros hobbies nos acompañan y liberan del aburrimiento a la par que, muchas veces, le dan sentido a nuestras rutinarias y aburridas vidas.

Mi abuela lleva aproximadamente seis meses tejiendo cuadraditos de ganchillo con el fin de hacer un árbol de Navidad de cara a las próximas fiestas junto a otras muchas señoras de mi pueblo.

Tal es la obsesión de este grupo de ancianas con las que he compartido vecindario este verano que los coordinadores de la iniciativa han puesto un máximo de tejidos que cada una de las participantes puede aportar. Para que no se pasen y den de más.

Observando la gran colección que mi santa abuela ya lleva por adelantado, me he dado cuenta como lo más tradicional siempre vuelve a ser tendencia y si el ganchillo lo ha sido esta temporada, los tapetes de toda la vida nos acompañarán este Otoño-Invierno.

Los tapetes que nuestras mayores ponían, hace años, en todas y cada una de las superficies de nuestras casas, se han convertido ahora lo más fashionista del mundo.

Yo si fuese vosotras, iría corriendo a la casa del pueblo de  vuestra familia a buscar alguna de esas reliquias que Zara empezará a vender dentro de poco por, al menos, cuarenta euros. O si vuestra abuela es enrollada, pedidle que os teja un poncho.

Llevamos desde hace bastante con una evidente obsesión por los encajes y las transparencias que ya hemos visto hasta la saciedad este verano en faldas largas pero que, evidentemente, no será algo que se pueda utilizar cuando llegue el frío.

Por lo que la tendencia evoluciona con el paso de las estaciones y tendremos que ponernos creativos con nuestros maravillosos tapetes. Ya sea combinándolos con prendas más de invierno que nos permitan adaptar esta fantasía a nuestros outfits como un elemento más o usando encajes más gorditos que nos libren del constipado otoñal.

A mí personalmente me ha sorprendido pero me ha encandilado. Es una forma original de traer de vuelta un elemento tan castizo y auténtico de nuestra España a los looks más modernos.

Quizá ahora os disguste, pero estoy seguro que de aquí a dos meses estáis todas de visita en casa de la abuela para robarle sus obras de arte fashionistas.