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Clásico

Los lunes al sol

Por El Viudo

Me voy con ella


El martes 31 de octubre vuelven mis tíos, para ir el Día de Todos los Santos al cementerio.

Así que el fin de semana anterior debo de dejar a Luna libre.

El problema es que no sé dónde llevarla.

Saldré una noche de madrugada hacia la zona del río y mientras come la hierba fresca por el rocío nocturno, me marcharé sin que me vea, lo más rápido posible.

Pero me ha dado por pensar que puede que intente coger un tren con destino a Andalucía para estar con su familia y entre unos vagones quede electrocutada.

Y me ha dado por pensar que puede que se aliste en un convoy de alimentos de ayuda alimentaria y que antes de llegar a la franja le caiga un cohete dirigido por un dron y muera
quemada.

Y me ha dado por soñar que se va muy lejos y aún no le he dicho ni dónde vivo ni en qué lugar trabajo por si un día decide volver en mi busca. No le he dicho ni mi nombre.

A veces las relaciones deberían ser así. Sin saber nada de los demás. Sólo disfrutar de estar juntos, de esos momentos en los que estamos solos con quien queremos, sin importarnos que piensan de la amnistía, ni del cambio climático, ni de los carriles bicis, ni hablar de psicólogos
locos que vienen a arreglar el mundo.

Cuando de noche voy al río con Luna, el mundo se para en la orilla. Lanzo las piedras lo más lejos que puedo, y esas ondas que producen los impactos se van mezclando unas con otras.

Ayer cogí una piedra blanca perfecta, redonda, la piedra más bonita que he visto nunca.
La he hecho un agujero pequeño y he introducido una cinta blanca.
Mañana voy a comprar pintura roja y con un pincel muy fino voy a escribir I LOVE LUNA.

Cuando ella se quede dormida en su rincón se la voy a colgar.

Hay que ser lista para escapar del rastreo de la Guardia Civil.

Hay que ser pacifista para escapar de ese mundo en el que se corre detrás de extranjeros en chanclas.

Hay que ser presumida para querer ser la mascota de la Legión.

Hay que ser artista para pintarse los cuernos de azul.

Me ha oído hablar con mis tíos, sabe que en pocos días regresan, lo nota. Me ha visto que ya he dejado los troncos secos debajo de la chimenea y ya no quiere torear. Ayer la cite con el capote pequeño rojo y no se movió. Le acerqué los chuches de los domingos a la boca y no la abrió. En el descanso del partido del pucela me he acercado a verla y ya estaba dormida. Ni me ha esperado como hacía siempre para despedirme.

Joder, me he acercado mucho para observar si respiraba y he visto que se ha quedado dormida con una lágrima aun cayendo en un costado. Si me dan unos días en el trabajo, cuando vengan
mis tíos, me VOY CON ELLA.