A nadie le amarga un dulce y a caballo regalado no le mires el diente. Estas dos grandes verdades de nuestro refranero popular puede que no se cumplan en el último movimiento que está ocurriendo en nuestro país: permitir que te escaneen el iris de tus ojos a cambio de unas pocas criptomonedas.
Desde hace meses, Sam Altman, CEO de OpenAI (ChatGPT), está usando en distintos centros comerciales de todo el mundo una máquina que permite a los usuarios vender los datos de su iris a cambio de una criptomoneda creada por y para este proyecto. La moneda digital se llama Worldcoin y, dependiendo de su valor en cada momento, podría equivaler a entre 50 euros - 150 euros. En España ha aterrizado en Barcelona, Madrid y Valladolid, aunque se va expandiendo poco a poco.
Cerca de 400.000 personas en nuestro país y cuatro millones en todo el mundo ya han accedido a ceder los datos biométricos de sus ojos.
El objetivo de este proyecto es crear un pasaporte digital para todas las personas sin necesidad de utilizar datos personales ni documentos físicos. Podríamos identificarnos en cualquier lugar usando sólo nuestros ojos. Esto es lo que dicen, pero de lo que no han hablado es para qué otros proyectos será utilizada esta información ni cómo la custodiarán, aspectos básicos en la regulación de datos personales en España.
Quizá por eso, la AEDP ha solicitado que esta empresa detenga su funcionamiento en nuestro país: "La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha ordenado una medida cautelar contra Tools for Humanity Corporation para que cese en la recogida y tratamiento de datos personales que está realizando en España en el marco de su proyecto Worldcoin, y proceda a bloquear los ya recopilados".
Comenzando por la incertidumbre y la poca transparencia del proyecto, ya podríamos concluir que sí. Pero os invito a hacer una reflexión: ¿regalaríais vuestras huellas digitales a una empresa privada sin tener claro para qué las van a utilizar?
Seguro que eso despierta sospechas, dado que nuestro móvil, ordenador u otros dispositivos digitales se pueden desbloquear gracias a los surcos inequívocos de nuestros dedos. Pues con el iris pasa lo mismo, pero de una manera aún más precisa.
El otro día supe de la existencia de un hotel, que, pionero en la transformación digital, había decidido prescindir de las llaves de acceso a las habitaciones para usar las huellas dactilares de los huéspedes. ¿Os imagináis lo que supondría para nuestros datos personales un fallo de seguridad en el servidor de dicho hotel?. Desde luego que no será un lugar donde yo me hospede.
Deberíamos ser celosos de nuestros datos y privacidad. Nada de enviar nuestro DNI por dispositivos digitales, compartir claves o permitir que un empleado se lleve nuestra tarjeta de crédito o teléfono fuera de nuestra vista. La concienciación de los múltiples peligros a los que nos exponemos en la era digital es el primer paso para prevenirlos.
Porque es único, más fiable que cualquier otro sistema de identificación y su escaneo es muy preciso. ¿Os ha pasado cuando vais a renovar el DNI o pasaporte que tenéis que mover los dedos varias veces y a veces el sistema no lo registra bien?. Con el iris eso no ocurre. El láser que se utiliza para escanear es rápido y eficaz. Con unos segundos mirando a través del dispositivo, recibes tu recompensa en forma de criptomonedas, que luego tendrás que declarar al fisco, por supuesto.
Cada país cuenta con sus propios sistemas de identificación de la población. La inmensa mayoría lo hacen a través del análisis biométrico de las huellas dactilares, pero es previsible que en el futuro se complementen con otros sistemas, como por ejemplo el iris.
Más que nada porque el uso de las huellas dactilares es un sistema que lleva funcionando 130 años y tiene graves carencias para alinearse con la nueva realidad. La principal, el hecho de que es local a cada país y se necesita colaboración entre ellos para poder identificar satisfactoriamente a las personas.
Por ello, lo que está haciendo este proyecto podría ser sumamente lucrativo en un futuro, dado que podría llegar a ser la mayor base de datos de personas del planeta. Transversal a todos los países y sin error.
Sir Francis Galton, un primo de Charles Darwin, realizó investigaciones pioneras en el estudio de las huellas dactilares en la década de 1890, estableciendo la base científica para su uso en la identificación de personas. Al poco, comenzó a utilizarse este procedimiento en la identificación criminal. Y aquí seguimos, utilizándolo como sistema principal de identificación de la población. Hasta que el iris nos separe.