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Clásico

Conectados

Por Emilio Rodríguez García

Más solos que nunca


"En un mundo cada vez más conectado, la gente se siente más sola que nunca". Y que gran verdad.

Como consultor SEO me gano la vida entendiendo y analizando las búsquedas que realizan las personas en motores de búsqueda como Google. Paradójicamente, en una sociedad en la que la comunicación y la instantaneidad son características principales, parece que algo falla. Y la gota que ha colmado el vaso ha sido la pandemia.

Está claro que ha habido un antes y un después del COVID. Tendencias como el teletrabajo, reducción de actividades sociales para evitar contagios, el miedo a la muerte y muchos otros aspectos, han condicionado nuestra salud mental hasta el punto de llevarla al extremo.

Si analizamos la evolución de un conjunto de búsquedas relacionadas con la necesidad de conocer gente como "dónde hacer amigos", "cómo conocer gente", "cómo mantener el contacto", etc. constatamos que la tendencia no es buena. Y es que según el informe Our Epidemic of Loneliness and Isolation (EE.UU-2023), de 2003 a 2019 se han incrementado en 12 horas mensuales el tiempo que estamos solos.

Mi opinión personal, y totalmente subjetiva, es que la "virtual" sensación de que estamos conectados está sustituyendo las relaciones reales. Si antes quedábamos una vez a la semana con una persona, ahora lo sustituimos por una llamada y varios mensajes, pero la calidad de esa relación no es la misma. No puede serlo.

Fijaros en la siguiente gráfica (he utilizado la aplicación gratuita de Google Trends) que representa el volumen de búsquedas mensual desde 2004 hasta la actualidad para el término "hacer amigos". En 2020-2022 se han duplicado las búsquedas mensuales frente a hace dos décadas.

 

Quizá lo más preocupante sea analizar las consecuencias de este distanciamiento social. Las búsquedas como "depresión" se han disparado en los últimos años tras la pandemia alcanzando máximos históricos.

 

 

De hecho, las enfermedades mentales (depresión, ansiedad, etc.) están teniendo un papel protagonista en toda esta situación. En 2021, 4.003 personas se quitaron la vida (8,44 por cada 100.000), lejos de las 1.836 que lo hicieron hace 38 años cuando yo nací (6,5 por cada 100.000). Si echamos cálculos, podemos decir que en España se suicidan 11 personas al día. Y ya no hablemos de las repercusiones físicas; esta situación nos está haciendo más propensos al alcohol, al tabaco, etc..

 Nos guste o no, somos animales sociales. Me gusta siempre hacer mención a La Pirámide de Maslow. Esta teoría motivacional explica las necesidades humanas a través de una jerarquía en forma de pirámide. A medida que el ser humano va satisfaciendo las necesidades que están abajo, es decir, las necesidades básicas, se van desarrollando nuevas.

 

 

En esta sociedad, en general, las necesidades básicas y de seguridad están cubiertas, pero socialmente estamos teniendo un grave problema. Me aventuro a decir que no creo que la pandemia sea la culpable, sino que ha acelerado un problema que las comunicaciones, redes sociales y las tecnologías venían arrastrando desde hace tiempo.

Ya hablaremos otro día largo y tendido sobre las redes sociales y su impacto en las personas. Hoy sí adelanto algo interesante a nivel de inteligencia colectiva y social, puesto que parece que las redes sociales activan las partes del cerebro más asociadas a la motivación y el control. Los usuarios que hacen uso de las mismas, dan más relevancia a lo que otros opinan. Y claro, esto puede impactar en la autoestima.

Ahora queremos salir, queremos disfrutar, queremos estar conectados de verdad. Pero necesitamos ayuda. Según el estudio antes mencionado, la situación se puede mejorar apostando por infraestructuras sociales como clubes deportivos, grupos religiosos, bibliotecas, parques, etc. Esos puntos de encuentro que siempre deben estar presentes. Y si nos sabe a poco siempre podremos recuperar los mentideros.