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Clásico

Con L de Literatura

Por Sonia Santos Vila

El Cascanueces y el Rey de los ratones, de E. T. A. Hoffmann


"Nochebuena. Durante todo el día 24 de diciembre, los hijos del Consejero Médico Stahlbaum no pudieron entrar en ningún momento en la sala, y menos aún en el salón de gala contiguo. Fritz y Marie estaban juntos, encogidos, en un rincón de la habitación del fondo. Era ya de noche, pero aún no habían traído ninguna luz, como solían hacer siempre en ese día señalado; así que sentían miedo (?)"

Comienza de este modo uno de los cuentos más célebres de E. T. A. Hoffmann y de la literatura alemana, por extensión (es más, diríamos incluso de la literatura universal): 'El Cascanueces y el Rey de los ratones' (en alemán, Nußknacker und Mausekönig). Siendo esto así, y considerando que el relato se asienta en el periodo navideño, qué mejor regalo les podía ofrecer, apreciados lectores, desde estas humildes líneas, que dedicar hoy el contenido del blog a esta fantasía deslumbrante que sigue enamorando a niños y grandes. Vamos allá.

Del maestro alemán Hoffmann (1776-1822) mucho deberíamos de hablar, pero permítanme una presentación austera: no los quiero aburrir. Fue escritor, jurista, músico, pintor, decorador de interiores, diseñador y crítico (literario y musical), es decir, un auténtico genio del que se ha dicho que es der Totalkünstler (el artista completo), consecuencia de esas diversas facetas que abarcó en su devenir vital, facetas, por otra parte, íntimamente interconectadas. Su profesión, en realidad, era la de jurista, habiendo estudiado la carrera de leyes en la Universidad de Königsberg; sin embargo, por encima de ese oficio, manifestó su vocación por la literatura.

En su afán literario es autor de dos novelas, algunas piezas teatrales (de las que, en general, se conservan fragmentos), y poemas intercalados en su narrativa (ocasionalmente, adaptaciones o traducciones de autores extranjeros). Pero, sobre todo, Hoffmann es escritor de cuentos. Estos se distribuyen en las colecciones Fantasías a la manera de Callot, Nocturnos, y Los hermanos de San Serapión: posee, además, una serie de narraciones no incluidas en ninguna colección específica. El Cascanueces, que ya había aparecido en 1816 en un volumen de cuentos infantiles de diversa procedencia autorial, está incluido en la obra Los hermanos de San Serapión (publicada en cuatro tomos, entre 1819 y 1821) y, concretamente, está inserto en el primero de esos cuatro tomos. Las narraciones serapiónicas vienen introducidas por una estructura-marco conformada por las conversaciones de los hermanos de Serapión, y se unifican bajo una pauta crítico-literaria, propuesta en una de las mencionadas conversaciones: el denominado 'principio serapiónico', es decir, el escritor debe ser un visionario, ha de mirar a su interior y exponer hacia el exterior aquello que ha encontrado dentro. No olvidemos que Hoffmann es un autor romántico.

El Cascanueces es literatura maravillosa (ya hablamos sobre este aspecto en el contenido de nuestra anterior aportación a este blog dedicada a los Cuentos checos, recopilados por N?mcová y Erben), y, en especial, se trata de un Kunstmärchen (cuento artístico), pues no es anónimo y lo maravilloso está íntimamente vinculado al mundo real: hallamos, como en otros textos de Hoffmann, que parte del mundo de la realidad para elevarse a un nivel con unas reglas propias, diferentes de aquella realidad, de tal modo que, al final, es difícil distinguir ambos niveles.

Se determina en el diálogo serapiónico que da pie al relato que es un cuento infantil, y así es considerado: un cuento para niños. Parece ser que el escritor lo compuso para los dos hijos de su amigo Julius Eduard Hitzig, Fritz y Marie (a los que se dirige, ocasionalmente, en el propio texto, y cuyos nombres, además, se corresponden con el de los dos niños protagonistas de la narración), reflejándose el propio Hoffmann en el personaje del padrino Drosselmeier, puesto que veía con frecuencia a los hijos de sus amigos, les hacía juguetes y les contaba cuentos.

El relato, extenso, está dividido en una serie de partes: Nochebuena, Los regalos, El protegido, Prodigios, La batalla, La enfermedad, Cuento de la Nuez dura, Continuación del cuento de la Nuez dura, Fin del cuento de la Nuez dura, Tío y sobrino, La victoria, El reino de las muñecas, La capital, y Conclusión. Y nos cuenta una sorprendente y compleja historia de amor: partiendo del mundo real en una Nochebuena, una niña de siete años, Marie Stahlbaum es testigo de una inquietante batalla entre el Cascanueces, que cobra vida y que se convertirá en protegido de la pequeña, y el Rey de los ratones (con siete cabezas de ratón y siete coronas), batalla que encuentra su justificación en el relato sobre la Nuez dura (Krakatuk) que les cuenta el padrino Drosselmeier a Marie y su hermano Fritz. En dicho relato conocemos a la princesa Pirlipat y lo que le acontece debido a doña Ratonilda, madre del Rey de los ratones, y lo que sucede al propio Cascanueces antes de ser lo que es. Narrado el cuento, Marie es sometida a un chantaje por parte del Rey de los ratones, sin embargo este será derrotado por Cascanueces, con la ayuda de los dos niños. Tras la victoria, la pequeña acompañará a Cascanueces en un viaje de ensueño a través de un armario ropero y de la manga de un abrigo de piel de zorro hasta el Castillo de Mazapán, en el Burgo del Confite, donde Cascanueces es príncipe. De regreso a la realidad, el Cascanueces, gracias a la generosidad y bondad de la niña, con una figura ya humana, pretende su mano como rey del Burgo del Confite. Ella lo acepta como prometido. Años más tarde se casan, y Marie se convierte en reina.

La charla serapiónica que cierra el enmarque del cuento reflexiona, entre otros temas (como acerca del dudoso acierto en la inserción del 'Cuento de la Nuez dura', de la presencia de lo fantástico y la ironía en el texto, y de la condición de un cuento, siguiendo el modelo del Phantasus del escritor Tieck), sobre la consideración infantil del relato.

Ávidos de la Navidad, ustedes y yo, paso por alto esa lucha latente en la narración entre el poder de la maravilla (defendido por Marie) y la racionalización del aparente prodigio (encarnada, fundamentalmente, en los padres de la niña), así como ese dualismo característico de la poética hoffmanniana: ya hemos indicado que Marie, Fritz y Drosselmeier son dobles. Sin embargo, la que escribe estas líneas sí se detiene en hacerles saber que acude el día 15 de diciembre de 2023 (el artículo está redactado con una cierta antelación) a ver la versión en ballet de esta obra clásica de la literatura universal al Teatro Zorrilla de Valladolid. Auguro que será una auténtica delicia sensorial.

Los animo, en definitiva, a leer esta magia navideña. Cualquier alma sensible gozará con este espectáculo singular que nos regala Hoffmann en su cuento, ya eterno. Y, cómo no, reciban todos un cordial abrazo y mis deseos de una feliz Navidad.