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Clásico

Ilusionados por la política

Por Félix de la Fuente

Campos de soledad


"Estos Fabio hay dolor, que ves ahora, campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa" (Rodrigo Caro, 1573-1647))

Repetid estos versos, pero en lugar de las dos últimas palabras "Itálica famosa" poned "cuna de los derechos humanos".

No quiero entrar en el debate de si es Valladolid o Salamanca la cuna de los Derechos humanos y del Derecho internacional, aunque reconozco que la verdadera fuente y el mayor defensor de estos derechos se llama Francisco de Vitoria y que este fraile dominico, más importante aún como jurista que como teólogo, está mucho más ligado a Salamanca. Pero esto no importa. La cuna de los derechos humanos, para orgullo del pasado y para vergüenza española del presente, es toda España.

Las circunstancias históricas del descubrimiento de América y las relaciones de la Corona de Castilla con los nuevos pueblos descubiertos hicieron surgir toda una serie de problemas nevos relacionados con el comercio internacional y con los derechos de los indios, y es entonces cuando aparece Francisco de Vitoria, como gran defensor de los derechos de los indios. más aun que Bartolomé de las Casas.

Hoy no son los problemas de los indios de lo que quiero hablar, ni los problemas de los inmigrantes, de los que también trató Francisco de Vitoria, sino de los problemas del campo. Sé lo arriesgado que es calificar de "derechos humanos" a los derechos de los agricultores. Pero convendría recapacitar un poco. El Derecho a la propiedad está considerado como un derecho humano. Pues bien, cuando el agricultor tiene que abandonar sus tierras porque no puede seguir viviendo de ellas, lo puede hacer voluntariamente o lo puede hacer forzado por unas condiciones que le ha impuesto contra su voluntad, y entre esta últimas están, entre otras, las cargas fiscales, las normas legales, la quema de los bosques, la competencia desleal. Hay otros factores que no le obligan al agricultor a abandonar el campo pero que en conjunto le están forzando a que lo haga: ausencia de colegios, de farmacia, de correos, de comercios en el propio pueblo. El cura ya hace tiempo que desapareció de la mayoría de los pueblos. Circunstancias estas, impuestas por acción directa de los dirigentes políticos o por omisión de los mismos. Al agricultor no le han robado sus tierras, pero se las han destrozado y ya no tienen ningún valor. ¿Esto no es despojarle de su derecho de propiedad?   ¿No estamos ante una violación de los derechos humanos por parte de los que dictan estas normas? 

Ahora somos todos muy ecologista, pero ¿nos hemos parado a pensar en la importante de los pueblos en la lucha contra la desertización y en la preservación de los bosques?, ¿Quién va a quedar en el campo? El campo da pocos votos. Por eso los políticos pasan de él.

 Qué tiempos aquellos en los que los intelectuales se atrevían a cantar las verdades a los políticos, cuando los teólogos hablaban de los problemas humanos y no sólo de los divinos.  Se cometieron muchas injusticias contra los indios, es verdad, y las de otros países colonizadores fueron mayorees aún que las de España, pero al menos hubo un Vitoria y un Bartolomé de las Casas y otros muchos dominicos y jesuitas de la Escuela de Salamanca que se levantaron a favor de los indios, y hubo unas leyes de Indias que regulaban los derechos de los indios, pero a los agricultores actuales no hay quien los defienda. Pasaron los tiempos del Coronavirus en los que el agricultor europeo, con sus productos, era el Dios que nos podía salvar.

"Los agricultores han vuelto decir basta. España, la cuna de los derechos humanos, es actualmente, a mi entender, uno de los países de Europa donde más se están violando estos derechos. Por eso, cuando he visto los tractores avanzar por la Avenida Diagonal de Barcelona, no he podido por menos de aplaudir. ¡Al menos un colectivo que se atreve a levantarse!" ante tanto cobarde y ante tanto político miserable y desalmado. El "pueblo llano" catalán tiene los mismos problemas que el "pueblo llano" de Andalucía o de Castilla. Mientras los políticos no tienen otro tema que la amnistía, el campo se muere de sed y de angustia

¡Ojo, Europa, está bien la solidaridad con los países pobres! Pero no a costa de la violación de los derechos humanos de los agricultores de la Unión. Basta ya de exigir solidaridad medioambiental a los agricultores, cuando no hay solidaridad entre los diversos países de la Unión y ni siquiera entre las regiones de un mismo país, como sucede en España.